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La osteoporosis es una alteración caracterizada por una disminución de la masa ósea y un deterioro de su arquitectura que reduce la resistencia del hueso y aumenta el riesgo de fracturas.

Afecta a un 95% de mujeres y hasta un 80% de hombres en todo el mundo. En mujeres la pérdida ósea puede acelerarse rápidamente en la menopausia, cuando los niveles de estrógeno bajan. Sin embargo, también se asocia la aparición de osteoporosis en hombres con la reducción de los niveles de testosterona.

osteoporosis

Hueso con osteoporosis. Puede observarse la pérdida de densidad ósea y el deterioro de su arquitectura interna.

Dolor de espalda y fracturas vertebrales causadas por osteoporosis

Las fracturas vertebrales se producen generalmente cuando una carga o traumatismo crea una fuerza que provoca que la vértebra colapse. La fuerza que causa una fractura por fragilidad ósea puede variar ampliamente, desde una fuerza ligera causada en las actividades de la vida diaria, hasta un traumatismo fuerte.

Una fractura vertebral debido a la osteoporosis generalmente no produce síntomas. De hecho, dos tercios de las fracturas por compresión vertebral son indoloras. Así pues, una fractura por osteoporosis puede ir acompañada desde dolor intenso, en algunos casos, hasta ningún dolor en otros más leves, dependiendo en gran medida de la gravedad de la fractura del cuerpo vertebral.

Por otra parte, las fracturas vertebrales por osteoporosis producen un acuñamiento vertebral que conllevará una disminución de la altura y un incremento de la cifosis dorsal. Por tanto, es habitual observar individuos de avanzada edad con osteoporosis en los que la espalda se encorva y la talla disminuye debido a las fracturas vertebrales. En estos casos la altura corporal puede disminuir a una velocidad de 1 cm por año en la sexta y séptima década de vida.

Además, resulta relevante saber que una vez que ocúrre la primera fractura vertebral, existe un mayor riesgo de que ocurran fracturas vertebrales en los siguientes años. Por tanto, para prevenir la cifosis dorsal y el dolor de espalda debido a la osteoporosis, es importante prevenir la aparición de la primera fractura vertebral.

El papel del ejercicio en la prevención de la osteoporosis

Aunque la osteoporosis se considera una condición relativa a mujeres de edad media-avanzada, cada vez se demuestra más claramente que “es una enfermedad pediátrica con consecuencias geriátricas”. Es decir, un incorrecto desarrollo óseo en edades tempranas provocará mayores consecuencias en la vejez.

Sabemos que durante las primeras décadas de la vida se produce un progresivo aumento de la densidad ósea que desciende a medida que envejecemos. Por tanto, maximizar este proceso y elevar ese pico de desarrollo óseo es fundamental para una futura salud esquelética. Para ello, el ejercicio físico ha demostrado una fuerte eficacia. Sin embargo, pese a que la infancia y la pubertad resultan ser una ventana de oportunidad en las cuales el hueso es especialmente adaptable al ejercicio, por desgracia los niveles de actividad física en estas edades son cada vez más bajos.

Las personas inactivas desarrollan menor masa ósea en la edad adulta y, por tanto, desarrollan un mayor riesgo de osteoporosis. Fuente: Lieberman, D. (2014). The story of the human body: evolution, health, and disease. Vintage.

Además, un adecuado programa de ejercicio durante la edad adulta ayuda al mantenimiento óseo ya que produce aumentos en la densidad del hueso y disminuye el riesgo de fracturas. Esto es debido a dos factores principalmente:

  1. La contracción muscular provoca un estímulo mecánico sobre los huesos en los que se inserta a través de los tendones. Ante este estímulo el tejido óseo se adapta incrementando su densidad y resistencia. El entrenamiento de fuerza provocará esta tracción sobre los huesos que nos brindará el estímulo óseo deseado.
  2. Por otro lado, las fuerzas de compresión provocadas por la acción de la gravedad provoca el mismo efecto en la formación ósea. Por tanto, actividades que fomenten pequeños impactos o fuerzas compresivas como caminar o trotar también protegerán la salud ósea.

En definitiva, para evitar problemas de ostoporosis en la edad adulta y la vejez resulta esencial desarrollar huesos densos y resistentes durante la infancia y la adolescencia. Por otro lado, la progresiva introducción del entrenamiento de fuerza y cardiovascular provocará los estímulos deseados para un adecuado mantenimiento óseo en la edad adulta.


Nakamura, T. (2003). Low back pain accompanying osteoporosis. Japan Medical Association Journal, 46(10), 445-451.
Oleson, M. (2016). Osteoporosis Rehabilitation. Springer International Pu.
Pitts, S., & Gordon, C. M. (Eds.). (2018). A Practical Approach to Adolescent Bone Health: A Guide for the Primary Care Provider. Springer.

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